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🌄 El Sermón del Monte 🌄

  • Foto del escritor: ☦️ Rev_P. Estefan
    ☦️ Rev_P. Estefan
  • 11 oct
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: hace 6 días

Boletín Nro. 869/Año XIII-23
Boletín Nro. 869/Año XIII-23

Semana 18 Posterior a Pentecostés/ Tono 1.

EPÍSTOLA:

2Cor 9:6-11

EVANGELIO:

Lc 6:31-36

COLOR LITÚRGICO: 

Dorado


Traten a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes


Está aquí condensada la ternura que tiene el Señor para con sus hijos: la ternura por la cual nos acoge a todos. Él nos está diciendo que el amor, no puede estar sujeto a condiciones, no debe depender de lo que recibimos del prójimo. El amor verdadero entre los hombres debe propender por el bien de los demás, independientemente de lo que los otros hagan por mí. Jesús, con estas palabras nos coloca el ejemplo muy arriba, tanto que es muy poco posible que estemos diciendo que, hemos tenido la compasión en el mismo grado, en que Dios la tiene con nosotros. 

Dentro de esta regla de oro, debemos tener como premisa que aquello que no queremos recibir de los demás, nosotros no lo podemos desear. Esta es una norma que han acogido las legislaciones del mundo sobre el derecho individual: mi derecho termina, donde empieza el derecho del otro. Es un mandato de convivencia ciudadana, que se origina en el pasaje de este evangelio. Aquí hay una pauta de las relaciones diarias entre los seres humanos, las que deben estar enmarcadas por el respeto a los demás. Es un principio básico de la vida en sociedad. Es una perspectiva cristiana dirigida a la vida en comunidad. Que no está el individuo por encima de lo colectivo. Y esa convivencia, debe estar regida por el amor como principio rector y primario. 

Ese amor no debe tener limitaciones; debe ser un amor desbordado, desmedido. Es un amor sin esperar retribuciones, sin que se rindan cuentas.

Jesús comienza con unas palabras positivas frente al amor; porque la negativa es de aquellos que esperan recompensas, de los pecadores, de los que esperan devoluciones con intereses, de los que aman para que lo amen; Jesús comienza su mandamiento diciéndonos que hagamos a los demás lo que queremos que ellos no hagan a nosotros.

Debemos ver en el otro a un hijo de Dios. El cristiano no debe odiar a nadie, así pequen contra él; pero si se debe odiar al pecado. En San Mateo (5:45) leemos: que el Padre hace salir el sol para buenos y malos y, manda la lluvia sobre justos e injustos. La razón, que el Señor es “Misericordioso”. El amor que el hombre de a sus semejantes, debe ser un amor Misericordioso, así como el amor de Dios, y por lo tanto no considerar a nadie como un enemigo. “Sed misericordiosos, como misericordioso es vuestro Padre”. La vida del cristiano no se realiza tan sólo con la “justicia", y el “respeto”, entre él y los demás; sino con “misericordia”. 

El Evangelio de hoy presenta las relaciones entre los seres que habitan esta tierra, bajo la mejor luz posible: “De la misma manera que queréis que os traten, así también tratadlos de la misma manera”. Esta norma no es para separar a los individuos entre sí, en su convivencia social; sino que es para inducirlos a que se relacionen entre ellos. La comunidad cristiana con respecto a la vida en sociedad, no debe ser individual, sino que es una vida en comunidad y con el amor por encima de todo. Amor por sí mismo y por la sociedad en general y la solidaridad entre todos.

Pues mi libertad no sólo termina dónde comienza la libertad de los demás, sino que mi libertad comienza, por mi propia elección, dónde empieza el descanso y el reposo de los demás. No se trata de convivir, sino de tener una relación viva de amor. El amor no necesita de límites para que las personas convivan, sino que aprovecha las oportunidades, debido a la responsabilidad que proviene del amor, para tomar iniciativas sin esperar, para dar sin cuentas y para brindarse sin esperar recompensas.

La enemistad, la hostilidad, el antagonismo, el odio, deben estar superados por el Amor, la caridad, la compasión. La Misericordia es un atributo de Dios, que es ternura, perdón, espíritu compasivo. “Sed misericordiosos, como misericordioso es vuestro Padre”. “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia” (Mt 5:7). Haciendo el bien, obtendremos recompensa grande del Señor, porque Él es bueno, aún con los ingratos y malvados.

             

San Ciriaco el Anacoreta: 

El silencio fecundo del desierto


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La palabra anacoreta, del griego anachōrētēs —“el que se retira”—, designa a quien se aparta del mundo para entregarse a la oración, la penitencia y la contemplación de Dios. No se trata de una huida egoísta, sino de una búsqueda radical de comunión con el Señor en el silencio del corazón y en la vastedad del desierto. Tal fue la vida de San Ciriaco el Anacoreta, uno de los grandes monjes de Palestina en el siglo VI.

Nacido en Corinto hacia el año 448, desde joven sintió un ardiente deseo de perfección espiritual. Ordenado lector en su iglesia local, pronto comprendió que su vocación lo llamaba a una entrega más radical. Viajó a Jerusalén, donde se formó bajo la guía de San Eutimio el Grande, maestro que reconoció en él un alma destinada al recogimiento y la oración.

Tras años de obediencia y aprendizaje, Ciriaco se retiró al desierto de Calamón, junto al Jordán. Allí abrazó la soledad como Don Divino: trabajaba con sus manos, se alimentaba de hierbas y frutos silvestres, y dedicaba largas horas a la oración. Su vida austera se convirtió en testimonio de fe pura y luminosa.

El Señor lo bendijo con dones de discernimiento y milagros, y muchos acudían a él en busca de consejo y consuelo. Aunque vivía apartado, su corazón estaba lleno de compasión: su soledad era comunión, pues en la oración abrazaba al mundo entero.

Vivió más de un siglo, muriendo hacia el 556 a los 107 años. Sepultado en el monasterio de San Caritón, su memoria fue venerada por generaciones. San Ciriaco encarna el ideal del anacoreta: aquel que se retira del ruido exterior para escuchar la voz de Dios. Su vida enseña que el desierto es plenitud y que el silencio es presencia.

 

“El que se aleja del mundo no huye de los hombres, sino del pecado; no se esconde de la creación, sino que busca al Creador.”

 

Santoral


Domingo 18 Post-Pentecostés/TONO 1


Domingo 12 

Ciriaco Anacoreta-Palestina +556  

(2Cor 9:6-11/Lc 6:31-36)


Semana 19 Post-Pentecostés/Tono 1


Lunes 13 

Gregorio GrMr Armenia/ Miguel 1erOb-Kiev +992

(Fil 1:1-7/Lc 6:24-30)


Martes 14

VIRGEN DE LA PROTECCIÓN

(Hb 9:1-7/Lc 10:38-42;11:27-28

Ap-70 Ananías/San Román

(Fil 1:8-14/Lc 6:37-45)


Miércoles 15 

Cipriano GrMr-Ob-Antioquía/

Justina Virg-Mr-304/

Andrés de Constantinopla-Loco*Cristo

(Fil 1:12-20/Lc 6:46-7:1)


Jueves 16 

Dionisio aeropagita Mr-90

(Fil 1:20-27/Lc 7:17-30)


Viernes 17 

Hieroteo GrMr-Ob-Atenas/

Vladimir Princp-Novgorod

(Fil 1:27-2:4/Lc 7:31-35)

+

Sábado 18 

Santa Caritina/

Pedro y Alexis: Jerarcas de Moscú

(1Cor 15:58-16:3/Lc 5:27-32)

 
 
 

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