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👑 Domingo 16 Post-Pentecostés/TONO 7👑

  • Foto del escritor: ☦️ Rev_P. Estefan
    ☦️ Rev_P. Estefan
  • 27 sept
  • 5 Min. de lectura
Boletín Nro. 867/Año XIII-21
Boletín Nro. 867/Año XIII-21

Semana Post. Exaltación

EPÍSTOLA:

2Cor 6:1-10

EVANGELIO:

Mt 25:14-30

COLOR LITÚRGICO: 

Dorado

  Hoy escuchamos la exhortación de San Pablo a los corintios y la parábola de los talentos que nos propone el Evangelio de San Mateo, conmemoramos el hallazgo de las reliquias de San Esteban, el primer mártir de la Iglesia, y aún nos encontramos bajo la luz de la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz. Son tres hilos que se entrelazan en un mismo tapiz, para recordarnos quiénes somos, qué hemos recibido y hacia dónde debemos dirigir nuestra vida.


San Pablo nos habla con fuerza: Les exhortamos a que no reciban en vano la gracia de Dios (2Cor 6:1). La gracia es un don, pero es también una responsabilidad. El apóstol cita al profeta Isaías: En el tiempo favorable te escuché, en el día de la salvación te socorrí (Is 49:8). Este “tiempo favorable” es hoy, este “día de la salvación” es ahora. Pablo quiere despertarnos de la distracción y de la tibieza: la gracia no puede ser un adorno, no puede quedar dormida en nosotros. Somos colaboradores de Dios, embajadores de Cristo en este mundo, y nuestra vida entera debe convertirse en una carta viva del Evangelio.


Para que nadie piense que este llamado es algo cómodo o superficial, el apóstol enumera cómo él y sus compañeros han vivido esta misión: con mucha paciencia en las tribulaciones, en las necesidades, en las angustias, en los azotes, en las prisiones, en los ayunos; con pureza, con ciencia, con amor sincero, con el poder de Dios. Y en medio de estas luchas, han sido “como moribundos, pero viven; como castigados, pero no muertos; como entristecidos, pero siempre alegres” (cf. 2Cor 6:9-10). Pablo no solo predica un mensaje: él es el mensaje, su vida se ha vuelto una epístola. Esto nos lleva a preguntarnos: ¿nuestra vida habla del Evangelio? ¿Somos coherentes con la fe que profesamos?


El Evangelio de hoy refuerza esta enseñanza. Jesús nos propone la parábola de los talentos: un hombre confía a sus siervos una cantidad de dinero antes de partir. A uno le da cinco talentos, a otro dos, a otro uno, “a cada uno según su capacidad”. Los dos primeros se esfuerzan, trabajan y duplican lo que recibieron. El tercero, por miedo, entierra su talento y lo devuelve sin fruto. El Señor lo llama siervo malo y perezoso.


Aquí Jesús nos revela algo importante: Dios no exige lo mismo de todos, pero sí espera que cada uno responda con fidelidad y entrega según los dones que ha recibido. El problema del último siervo no es haber producido poco, sino no haber hecho nada. La fe no puede permanecer escondida, los dones espirituales no pueden quedar inactivos. Cada uno de nosotros ha recibido talentos: la fe, la vida, el tiempo, la Palabra de Dios, los sacramentos, las oportunidades de amar y de servir. El Reino de Dios no admite pasividad. No trabajar esos dones, no ponerlos al servicio de la comunidad, es traicionar la confianza del Señor.


Esta parábola es un llamado a la vigilancia, a la creatividad, a la valentía espiritual. La excusa del miedo —“tuve miedo y lo escondí”— no es aceptable. Dios quiere que vivamos en la confianza, que arriesguemos por el Evangelio, que pongamos nuestra vida en movimiento. Y aquí podemos hacer un vínculo muy profundo con la fiesta que aún celebramos: La Exaltación de la Santa Cruz. La Cruz no es para guardarla en secreto ni para usarla como un simple adorno. Es para cargarla, para seguir a Cristo con ella, para transformarla en camino de salvación. Cargar la cruz significa asumir el riesgo de amar, perdonar, servir, aun cuando implique sacrificio. Así es como se multiplican los talentos: no en la seguridad de la tierra, sino en la aventura de la fe.

 

El Hallazgo de las Reliquias de San Esteban   

Testigo que Multiplicó su Talento

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Hoy, la Iglesia también nos invita a mirar la figura luminosa de San Esteban, el primer mártir, el primer testigo que “cargó la cruz” hasta la entrega total. Esteban fue uno de los siete diáconos elegidos por los apóstoles para servir a la comunidad, hombre lleno de fe y del Espíritu Santo. Sus palabras y su vida irradiaban tanto la presencia de Cristo que nadie podía resistir la sabiduría con la que hablaba. Por confesar a Cristo fue llevado ante el Sanedrín, y en su testimonio final vio los cielos abiertos y a Jesús de pie a la derecha de Dios. Sus verdugos lo apedrearon, pero él murió perdonando: Señor, no les tomes en cuenta este pecado (Hch 7:60).


Según la tradición, en el año 415, el sacerdote Luciano recibió revelaciones en sueños que lo guiaron al lugar donde estaban enterradas las reliquias de Esteban cerca de Jerusalén. Al ser descubiertas, fueron trasladadas con gran solemnidad. La presencia de sus reliquias se convirtió en fuente de milagros: curaciones de enfermos, conversiones de pecadores, reconciliaciones de familias. Este acontecimiento fortaleció la fe del pueblo cristiano y renovó la devoción hacia los santos, recordándonos que la Iglesia está viva, unida en la comunión de los santos.


El hallazgo de las reliquias de Esteban es también una “parábola viva”: lo que parecía enterrado en silencio vuelve a salir a la luz para dar fruto. Así debe ser nuestra fe. Aunque el mundo intente callar el Evangelio, aunque parezca que la voz de Cristo se pierde en el ruido, Dios hace resplandecer la luz en el momento oportuno. La sangre de Esteban no quedó en vano: fue semilla de nuevos cristianos, tal como la fidelidad de Pablo o de tantos mártires de la historia.


Hermanos, este domingo es una invitación clara a examinar cómo estamos administrando los talentos que Dios nos ha confiado. ¿Somos siervos fieles que hacen rendir lo que se les da, o siervos temerosos que entierran lo recibido? El ejemplo de San Esteban nos inspira a la valentía y la fidelidad, la Exaltación de la Cruz nos recuerda que la fecundidad cristiana pasa por el sacrificio.


Pidamos al Señor que nos conceda la gracia de vivir este “tiempo favorable” con decisión, que la Cruz sea para nosotros fuerza y no escándalo, y que el ejemplo de San Esteban nos anime a confesar a Cristo en toda circunstancia. Así, cuando llegue el día en que demos cuentas de nuestra vida, podamos escuchar esas palabras llenas de gozo: Bien, siervo bueno y fiel; entra en el gozo de tu Señor.


Amén.

 

Tropario– Tono 7

Tú destruiste la muerte con Tu cruz, abriste al ladrón el Paraíso, transformaste el llanto de las miróforas, y diste la resurrección al mundo, oh, Señor resucitado de entre los muertos, Gloria a Ti.

 

Kontakion– Tono 7

El Dominador y Creador de todo, al padecer en la cruz, se hizo hombre. Al resucitar, destruyó la muerte con Su resurrección, y dio la vida a los muertos.

 

 

Santoral:


Domingo 16 Post-Pentecostés/TONO 7


Domingo 28 

Descubrimiento de las reliquias del Protopartir San Esteban (415)

(2Cor 6:1-10/Mt 25:14-30)

Semana Post. Exaltación

(Gal 2:16-20/Mc 8:34-9:1)


Semana 17 Post-Pentecostés/Tono 7

Lunes 29 

Eufemia GrMr-304/ Cipriano Met-Kiev-1406

(Ef 1:22-2:3/Mc 10:46-52)


Martes 30 

Sofía e hijas:(Fe, esperanza y Caridad) Mrs-301

(Ef 2:19-3:7/Mc 11:11-23)


OCTUBRE DE 2025


Miércoles 1 

Eumenio Ob-Gortina-III

(Ef 3:8-21/Lc 4:1-15)


Jueves 2 

Trofimio/Sabatios/Dorimedes: Mr-227

(Ef 4:14-19/Lc 4:16-22)


Viernes 3 

Eustacio/Esposa e hijos: Mrs-110

(Ef 4:17-25/Lc 4:22-30)


Sábado 4 

Sábado Post-Exaltación

(1Cor 1:26-29/Jn 8:21-30)

Cuadrato Ob-Atenas/70Ap-I

(1Cor 14:20-25/Lc 4:31-36)


 
 
 

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