Semana 4 Posterior a Pentecostés/ TONO 3
- Arch.D_Estefan

- 5 jul
- 6 Min. de lectura

Nro. 855/ Año XVIII-09/
Julio 6 de 2025
EPÍSTOLA: Rm 6:18-23
EVANGELIO: Mt 8:5-13
COLOR LITÚRGICO: Dorado
Las lecturas que nos trae el calendario para este domingo corresponden al tema planteado por San Pablo de los siervos de la justicia y, el cómo Jesús sana al siervo del Centurión en el pasaje de San Mateo.
Después que el Señor había enseñado a sus discípulos en el monte y sanado en la falda de éste al leproso, vino a Cafarnaúm en virtud de un misterio, porque, después de haber limpiado a los judíos, vino a donde estaban los gentiles.
Lo que nunca había hecho Jesús en su vida pública, lo hace ahora. Por norma general, en todas las circunstancias Jesús sigue la voluntad de los que suplican por algo; aquí la excede. Ya que no solo ofrece sanarlo, sino que expresa el deseo de ir personalmente hasta la casa del centurión. Y lo hace así para que todos conocieran las virtudes del centurión; quien, no había oído las predicaciones de Jesús ni, había visto las curaciones como la del leproso, por ejemplo; pero habiendo oído de esa sanación, creyó.
Jesús, no le discutió al centurión sobre la potestad que tenía, sino que más bien lo elogió. Aquí nos encontramos con un centurión bondadoso, que imploraba por la salud de su siervo; ya que no se mostraba que hubiera diferencia entre el siervo y el señor, porque, aunque había distinta dignidad entre ellos de acuerdo con la sociedad; en cuanto a naturaleza eran ambos iguales.
Este pasaje nos muestra la gran fe del centurión, ya que no le dice a Jesús ven a salvarlo; sino que, le expone la enfermedad, dejando la curación al arbitrio de la misericordia del Señor. Solo añade la situación de tormento en que esta su siervo, lo que refleja su amor por él; ya que quien ama a quien está enfermo, siempre piensa que esa enfermedad debe tener máximo cuidado, aunque no sea de la gravedad que realmente tenga.
Cuando Jesús manifiesta la voluntad de ir, está dando una enseñanza; en el sentido de que no se debe complacer a los “grandes”, a los privilegiados, a los “poderosos” y despreciar a los “pequeños”, a los humildes, a los pobres, a la gente sencilla; sino que se debe atender en la emergencia por igual tanto al pobre como al rico.
Admiramos la fe del centurión al creer que su criado podía ser sanado por Jesús, pero también debemos admirarnos por su humildad, por cuanto se considera indigno de que Jesús entre en su casa. Aquí, el centurión aprecia la divinidad oculta de Jesús. Y en ese considerarse indigno, de que Jesús entrase en su casa, se hace digno de que Jesús entre en su corazón. La expresión del centurión fue con tanta fe y humildad porque ya llevaba al Señor en su corazón.
El enfermo espiritual de hoy, esta terriblemente agobiado, lleno de sufrimientos, y todo por razón de los pecados. Paralíticos que no pueden ponerse en pie, pues están debilitados por el peso de sus transgresiones y ofensas a Dios.
La salvación, depende de nuestra fe. El reino de los cielos se nos da si cumplimos con los preceptos de Dios. El Señor entra en nuestra “casa” por medio de los sacramentos, y especialmente cuando comemos su carne y bebemos su sangre, en la Santa Eucaristía y, por eso en la oración común para la comunión en nuestra Divina Liturgia decimos: “Señor, yo no soy digno de que tu entres bajo el techo sórdido de mi alma, más así como te dignaste entrar en la gruta y pesebre de los animales irracionales y así como entraste en la casa de Simón el Leproso y has recibido a la pecadora, cuando mancillada lo mismo que yo, se acercaba a ti, así también dígnate a entrar en el pesebre de mi alma, tan poco razonable y en mi cuerpo manchado cadavérico y Leproso; y así como no te repugnó la pecadora cuando besó tus pies purísimos, así también, ¡Oh Señor Dios mío!, no tengas repugnancia de mí, pobre pecador, sino hazme digno de recibir tu cuerpo y sangre santísimos, tú que eres bueno y amante de los hombres”.
El oro, las riquezas, los reinos, los principados son en presencia de Dios como una sombra o una flor que se cae.
ICONO DE LA VIRGEN DE SAN VLADIMIR
(ВЛАДИМИРСКОЙ ИКОНЫ)

Lecturas:
Fel 2:5-11/Lc 10:38-42;11:27-28
Color: Azul
El ícono de la Madre de Dios de Vladímir es una de las imágenes más veneradas en la tradición ortodoxa, tanto por su profunda expresión espiritual como por su papel en la historia de Rusia. Esta imagen, perteneciente al tipo iconográfico bizantino Eleusá, que significa “ternura”, muestra a la Virgen María inclinando su rostro hacia el Niño Jesús, quien la abraza con ternura y toca su mejilla. No es una escena sentimental, sino una representación teológica del amor divino encarnado, en la que María aparece como puente entre el cielo y la tierra. Su expresión refleja dulzura y al mismo tiempo una tristeza serena, como quien conoce el destino doloroso que aguarda a su Hijo. Jesús, representado como niño, posa su rostro contra el de su Madre, en un gesto de intimidad y consuelo. Ella viste un manto rojo oscuro con estrellas doradas, símbolos de su virginidad perpetua, mientras que Él va vestido de dorado, signo de su divinidad. Los fondos están bañados en oro, sin sombras, revelando la luz eterna del Reino celestial.
La historia del ícono comienza en Constantinopla, donde fue pintado en el siglo XI o XII siguiendo modelos antiguos que la tradición atribuye al evangelista San Lucas. Hacia 1131 fue enviado a Kiev como regalo del Patriarca de Constantinopla. En 1155, el príncipe Andréi Bogolyubski lo trasladó a Vladímir para establecer allí un nuevo centro espiritual. Según la tradición, durante el camino, el ícono se detuvo milagrosamente en el trayecto, señalando el lugar donde debía levantarse una iglesia. En Vladímir, la imagen fue colocada en la catedral de la Dormición y comenzó a ser conocida por su poder intercesor. Fue entonces cuando recibió su nombre actual.
Uno de los eventos más importantes en su historia ocurrió en 1395, cuando el conquistador Tamerlán marchaba hacia Moscú. Para proteger la ciudad, el príncipe Basilio I hizo traer el ícono desde Vladímir. La ciudad entera se entregó a la oración, y milagrosamente, Tamerlán se detuvo y se retiró. A partir de entonces, la Madre de Dios de Vladímir fue considerada la protectora de toda Rusia. Fue invocada también en 1480, cuando el kanato tártaro amenazaba con invadir, y en 1612 durante la ocupación polaca. Su imagen acompañó a los zares en ceremonias importantes y a los fieles en momentos de aflicción. Con la llegada del poder soviético, el ícono fue retirado del Kremlin y llevado a la Galería Tretiakov de Moscú, donde permanece en una capilla especial, aún accesible a la oración.
Para la espiritualidad ortodoxa, este ícono es más que una pintura sagrada: es una ventana a lo eterno. María no es sólo la Madre de Jesús, sino también la madre del pueblo creyente. Se la invoca como Zastupnitsa (Заступница), la intercesora, la que comprende el sufrimiento humano porque ha conocido el dolor en su carne y en su corazón. Su rostro no mira al espectador, sino a su Hijo, y en ese gesto de ternura silenciosa se encuentra el misterio de la fe ortodoxa: Dios ha tomado carne, ha abrazado al mundo, y su Madre es el camino por el que Él ha venido. El ícono transmite que la ternura divina no es debilidad, sino fuerza que salva. Por eso, frente a sus amenazas, su pueblo ha rezado no con miedo, sino con confianza. Contemplar el ícono es dejarse tocar por la compasión de Dios manifestada en la Virgen. Así, desde hace siglos, este rostro ha ofrecido consuelo y esperanza, mostrando que en medio de cualquier oscuridad, hay una luz maternal que no abandona.
Tropario (tono 4)
Hoy nos alegramos solemnemente, al recibir, oh Señora, tu imagen milagrosa, como un rayo del sol Divino. Y nosotros, acudiendo a ella con oración, te suplicamos diciendo: Oh maravillosa Señora, Madre de Dios, intercede ante Cristo Dios, que se encarnó de Ti, para que libres esta ciudad y todas las ciudades y regiones cristianas de todo ataque enemigo, y salve nuestras almas, pues Él es misericordioso.
Kondakion (tono 8)
A ti, la Invencible Capitana y Protectora, que nos libraste de los males por la venida de tu imagen venerada, oh Señora Madre de Dios, celebramos con gozo el día de tu encuentro y te clamamos siempre: ¡Alégrate, oh Esposa inmaculada!
Theotokion (Velechánie / Himno de magnificación)
Te magnificamos, Santísima Virgen, doncella elegida por Dios, y veneramos tu santa imagen, por medio de la cual derramas sanaciones a todos los que acuden a Ti con fe.
Santoral
Domingo 4 Post-Pentecostés/ TONO 3
Domingo 6
Icono -VIRGEN de San Vladimir (Владимирской иконы)
(Fel 2:5-11/Lc 10:38-42;11:27-28)/(Rm 6:18-23/Mt 8:5-13)
Semana 5 Post-Pentecostés/Tono 3
Lunes 7
Nacimiento de San JUAN BAUTISTA el PRECURSOR
(Rom 13:11-14:4/Lc 1:1–25,57–68,76,80)
/(Rm 12:4-5,15-21/Mt 12:9-13)
Martes 8
Febronia Virgen y Mártir, IV
(Rm 14:9-18/Mt 12:14-16,22-30)
Miercoles 9
Tikhvin Icono de la Madre de Dios (1383)
(Тихвинской иконы)
(Rm 15: 7-16/Mt 12:38-45)
Juves 10
Sansón el hospitalario de Constantinopla, 530
(Rm 15:17-29/Mt 12:46-13:3)
Viernes 11
Traslado-Rel-Sn-anárgrs: Ciro, Juan/
Virgen de Las 3 Manos
(Икона Богородицы Троеручица)/
(Rm 16:1-16/Mt 13:3-9)
Sábado 12
Aps: PEDRO y PABLO/ Unidad de la Verdadera Iglesia Ortodoxa
(2Cor 11:21-12:9/Mt 16:13-19)
(Rm 8:14-21/Mt 9:9-13)








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