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  • Foto del escritor: ☦️ Rev_P. Estefan
    ☦️ Rev_P. Estefan
  • 14 sept
  • 6 Min. de lectura
Boletín Nro. 697/Año XIII-20
Boletín Nro. 697/Año XIII-20

EPÍSTOLA: 1Tim 2:1-7

EVANGELIO: Lc 4:16-22

COLOR LITÚRGICO: Dorado


Hoy la Palabra de Dios nos invita a mirar de nuevo la oración y su papel en nuestra vida. San Pablo, en la carta a Timoteo, nos exhorta: ante todo recomiendo que se hagan plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos los hombres… (1Tim 2:1). Y el Evangelio de Lucas nos presenta a Jesús, que entra en la sinagoga de Nazaret, toma el libro de Isaías y proclama: El Espíritu del Señor está sobre mí… (Lc 4:18). Ambos textos nos conducen al mismo centro: Jesús es el mediador que ora, enseña a orar y nos abre el camino para unirnos a la oración universal de la Iglesia.

El evangelista Lucas nos dice que era costumbre de Jesús acudir a la sinagoga en sábado. Esa frase es reveladora: el Hijo de Dios no solo cumplía la Ley por obligación, sino que amaba la oración comunitaria. Él, que es el Ungido, que sabe quién es y para qué ha venido, no se aleja de la vida ordinaria de su pueblo. No se presenta como un hombre extraño ni apartado, sino como un hombre ejemplar y de oración, que se une a su comunidad en la escucha de la Palabra.

Ese día, sin embargo, ocurre algo especial: Jesús proclama el pasaje de Isaías que anuncia al Mesías. Y al terminar, dice: “Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír.” Es decir, Él mismo es el cumplimiento de lo que ha leído. Lo que por siglos había sido una promesa, hoy se hace realidad en su persona. Jesús es el enviado para anunciar la buena noticia a los pobres, liberar a los cautivos, dar vista a los ciegos y proclamar un año de gracia del Señor.

Aquí aparece el gran tema que San Pablo nos recuerda en su carta: “Hay un solo Dios y también un solo mediador entre Dios y los hombres: Cristo Jesús” (1Tim 2:5). Jesús no solo lee las Escrituras: Él es la Palabra hecha carne. Él no solo ora: Él es el puente que une al hombre con el Padre. Por eso, cuando Pablo invita a orar por todos los hombres, por los gobernantes y por las autoridades, nos está diciendo que unamos nuestras súplicas a las de Cristo, el gran intercesor.

La oración cristiana, entonces, es universal. No se limita a pedir por nuestros propios problemas. Pablo es claro: hay que interceder por todos, incluso por aquellos con quienes no estamos de acuerdo, incluso por quienes ejercen el poder. ¿Para qué? “Para que podamos vivir una vida tranquila y apacible con toda piedad y dignidad” (1Tim 2:2). La paz de un pueblo no comienza solo en las leyes, comienza en el corazón de quienes oran y buscan el bien común.

Jesús en la sinagoga nos enseña también a leer la vida a la luz de la Palabra. Él toma el texto, lo hace propio, y lo anuncia como un “hoy”. Esa es la tarea de la Iglesia: hacer que el Evangelio resuene en el presente. Cada vez que venimos a la liturgia y escuchamos la Escritura, es Cristo mismo quien nos habla y nos dice: “esto se cumple ahora en ti, en tu familia, en tu comunidad.”

Por eso, la invitación de hoy es doble:

  • Primero, renovar nuestra vida de oración. Sigamos el ejemplo de Jesús, que no dejó de orar con su comunidad. Hagamos espacio para la oración personal y comunitaria, y que nuestra súplica abrace al mundo entero.

  • Segundo, ser parte de su misión. Si Él ha venido a traer buenas noticias a los pobres, nosotros estamos llamados a ser instrumentos de esas buenas noticias. La oración no nos encierra en nosotros mismos; nos envía a actuar, a ser luz y consuelo para quienes sufren.

Que al celebrar esta Eucaristía podamos reconocer que Jesús sigue cumpliendo su misión hoy, sigue siendo nuestro mediador y sigue invitándonos a unirnos a su oración. Como Pablo, sintámonos herederos de esta misión: ser testigos de la fe y de la verdad, para que el mundo entero llegue al conocimiento de Dios. Amén.


Simeón Estilita (459)


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San Simeón Estilita, llamado “el Viejo”, es una de las figuras más sorprendentes del cristianismo antiguo. Nació alrededor del año 390 en Sisan, cerca de Antioquía, en lo que hoy es Turquía. Desde joven mostró un profundo deseo de buscar a Dios. Ingresó en un monasterio, pero pronto comprendió que su vocación lo llevaba a una forma de vida aún más austera. Durante un tiempo vivió como ermitaño, dedicándose a la oración, el ayuno y la penitencia. Sin embargo, su búsqueda de soledad y radicalidad lo llevó a una práctica singular: se subió a una columna de piedra, de ahí su nombre “estilita”, que significa “hombre de la columna”.

La primera columna era baja, pero con el tiempo fue sustituyéndola por otras más altas hasta alcanzar unos quince metros de altura. Allí permaneció durante unos treinta y siete años, bajo el sol, la lluvia y el frío, dedicado a la oración continua. Su decisión no fue un acto de fuga del mundo, sino un modo de estar visible para el mundo sin pertenecer a él. Desde la cima de su columna, Simeón se convirtió en un faro espiritual: recibía peregrinos, aconsejaba a visitantes, predicaba, corregía a pecadores y exhortaba a todos a la conversión. Sus palabras atraían tanto a campesinos como a reyes, incluso el emperador Teodosio II pedía su consejo.

La gente acudía para pedir su bendición, y Simeón intercedía por ellos. Aunque vivía en soledad, nunca dejó de preocuparse por los demás. Sus penitencias eran extremas, con largos ayunos, oración de pie durante horas e incontables inclinaciones corporales, pero siempre encaminadas a la gloria de Dios y a interceder por el mundo. Murió en el año 459 y su fama se extendió rápidamente por todo el Imperio Bizantino y más allá.

La vida de San Simeón Estilita puede parecernos radical y extraña, pero encierra enseñanzas profundas. Nos recuerda que Dios debe ocupar el primer lugar, incluso si para ello es necesario romper con la comodidad. Su existencia fue una protesta silenciosa contra un cristianismo superficial o rutinario. Al vivir en la cima de la columna, Simeón simbolizaba el llamado de San Pablo a orar sin cesar. Su vida se convirtió en una intercesión permanente por el mundo.

Aunque buscaba soledad, no huyó de la humanidad: escuchaba, aconsejaba y exhortaba. Nos muestra que la verdadera santidad no es aislamiento egoísta, sino servicio desde la contemplación. Su ejemplo nos desafía a poner a Cristo en el centro, a vivir la fe con coherencia y a convertir nuestra vida en una oración continua. No todos estamos llamados a vivir en una columna, pero sí a buscar altura espiritual y mantenernos firmes en la fe. La pregunta que nos deja es sencilla pero exigente: ¿qué lugar ocupa Dios en nuestra vida y cuánto estamos dispuestos a hacer para acercarnos más a Él?

 

INICIO AÑO ECLESIÁSTICO

 

    El primer día del año en la Iglesia, también se llama el comienzo de la Indicción. El término viene de una palabra latina que significa "imponer". Originalmente se aplicó a la imposición de impuestos en Egipto. 

    Según la Santa Tradición, Cristo entró en la sinagoga el 14 de septiembre para anunciar su misión a la humanidad (Lc 4: 16-22). Citando Isaías (61: 1-2), el Salvador proclamó: "El espíritu del Señor está sobre mí; porque me ha ungido para predicar el evangelio a los pobres; Me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos, y la vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos, a proclamar el año aceptable del Señor...".

La tradición dice que los hebreos ingresaron a la Tierra Prometida en septiembre.

 

Santoral:


Domingo 14 Post-Pentecostés/ TONO 5

NUEVO AÑO JULIANO


Domingo 14 

Simeón Estilita (459)/ Josué (Siglo XVI a.C.)

(1Tim 2:1-7/Lc 4:16-22)


Semana 15 

Post-Pentecostés/Tono 5


Lunes 15 

Mamante Mr-275/ Juan ayunador  Conspl-395

(Gal 2:11-16/Mc 5:24-34)


Martes 16 

Antimo Ob-Nicomedia Mr-303/Mr Basilissa-Nicomedia(309)

(Gal 2:21-3:7/Mc 6:1-7)


Miércoles 17 

Babilas Ob-Nicomidia-303/ Moisés ph-XVI.aC

(Gal 3:15-22/Mc 6:7-13)


Jueves 18 (Zacarías/Elizabeth): Padres Sn.Jn Bautista

(Heb 6:13-20/Mt 23:29-39) (Gal 3:23-4:5/Mc 6:30-45)


Vierenes 19 

Prodigio de San Miguel arcangel en Chonae (Colosas)

(Heb 2:2-10/Lc 10:16-21) (Gal 4:8-21/Mc 6:45-53)


Vigilia de la Navidad de la Theotokos/

Sábado antes de la exaltación

Sábado 20 

Sozonte Martir (304)/

(Ef 6:10-17 /Jn 15:17-16:2) (1Cor 2:6-9/Mt 10:37-11:1)

 
 
 

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