Domingo 9 Post-Pentecostés/TONO 8
- Arch.D_Estefan

- 9 ago
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 12 ago

EPÍSTOLA: 1Cor 3:9-17
EVANGELIO: Mt 14:22-34
COLOR LITÚRGICO: Dorado
San Pablo nos recuerda que la Iglesia y cada creyente pertenecen a Dios y son su obra, Cristo es el único fundamento sobre el cual se edifica la vida cristiana, y todo lo que construyamos sobre Él será probado por la pureza de nuestras intenciones y la fidelidad a su Evangelio. Las obras hechas con amor y verdad perdurarán como oro y piedras preciosas; las superficiales o egoístas se consumirán como paja ante el fuego. Esta imagen nos invita a examinar con qué materiales espirituales estamos edificando: humildad, fe, servicio, pureza de corazón. Además, se nos recuerda que somos templo vivo del Espíritu Santo, llamados a la santidad y al respeto de nuestra propia vida y la de los demás. Destruir este templo —por pecado, indiferencia o escándalo— es oponerse a Dios mismo. La exhortación es clara: vivir y construir de manera que nuestra vida sea digna morada de Dios y reflejo de su presencia en el mundo.
En el Evangelio vemos a Jesús como Señor sobre toda adversidad. Los discípulos, solos en la barca y azotados por el viento, reciben la visita de Cristo que camina sobre el mar. Su presencia trae paz y su voz disipa el miedo: “Tengan ánimo, soy Yo; no teman”. Pedro, animado por la fe, se atreve a caminar hacia Él sobre las aguas. Mientras su mirada estuvo fija en el Señor, avanzó; pero al dejarse dominar por el miedo comenzó a hundirse. La mano extendida de Jesús nos recuerda que, aun en nuestras dudas, Él no nos abandona. Cuando sube a la barca, el viento se calma, y los discípulos confiesan: “Verdaderamente eres Hijo de Dios”.
La homilía nos hace ver que hay dos milagros: Jesús camina sobre el agua, y Pedro, por un instante, también lo hace. Pero Pedro no caminó sobre las aguas por su propia capacidad, sino apoyado en la fe y en la palabra de Cristo: “Ven”. Mientras permaneció en esa fe, superó lo imposible; cuando se dejó llevar por la lógica humana y el temor, se hundió. Aquí se revela la diferencia entre la ciencia y la fe. La ciencia es conocimiento natural: observa, analiza, descubre y gestiona la creación, y es un don de Dios para el progreso humano. La fe es un conocimiento más profundo, que actúa cuando la razón llega a su límite. No contradice la ciencia, sino que la trasciende, porque se apoya en el pensamiento Divino.
El orden natural nos dice que es imposible caminar sobre el agua, pero el Creador, que estableció ese orden, puede modificarlo para la salvación del hombre. La criatura no cambia las leyes de la naturaleza, pero el Creador sí, y lo hace para cumplir su voluntad. La fe no es irracionalidad ni salto al vacío; es escuchar la voz de Dios y responder con confianza, incluso cuando humanamente parezca imposible. Pedro no salió de la barca por capricho, sino porque escuchó la orden de Jesús.
La verdadera fe no elimina la ciencia, pero la supera. No es mera emoción ni deseo, sino certeza en la voluntad de Dios. Cuando entendemos que algo es querido por el Señor y actuamos en conformidad con Él, podemos afrontar incluso lo imposible, porque “lo que es imposible para los hombres es posible para Dios”. La clave está en discernir si lo que emprendemos es voluntad suya; entonces, su palabra se convierte en mandato, y podemos caminar sobre las aguas de nuestras dificultades.
Así, la enseñanza es clara: “Debemos edificar nuestra vida sobre Cristo, el único fundamento, con materiales que resistan la prueba” —fe, amor, servicio, santidad— y mantener nuestra mirada fija en Él, no en las olas. La ciencia nos ayuda a gestionar la vida, pero la fe nos abre a la acción de Dios que transforma la realidad. Si vivimos guiados por su voluntad, podremos atravesar las tormentas, sostenernos sobre lo imposible y llegar seguros al puerto, porque no confiamos en nuestras fuerzas, sino en Aquel que nos dice: “Ven y sígueme”.
ÍCONO DE LA VIRGEN ODIGITRIA DE SMOLENSK

La Odigitria (Ὁδηγήτρια, del griego “La que muestra el camino”) es un tipo iconográfico en el que la Virgen, con su mano derecha, señala a Cristo, indicando que “Él es el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14:6). El Niño Jesús, sentado en su brazo izquierdo, bendice con la mano derecha y sostiene un pergamino, símbolo de la Palabra y la Sabiduría Divina.
Según la tradición, el original fue pintado por el evangelista Lucas y conservado en Constantinopla. En el año 1046, llegó a la Rus’ de Kiev como parte de la dote de la princesa Ana, hija del emperador bizantino Constantino IX Monómaco, al casarse con el príncipe Vsévolod de Kiev. Posteriormente, fue trasladado a Smolensk, donde se convirtió en protectora de la ciudad y en uno de los iconos más venerados de Rusia, símbolo de guía espiritual y protección en tiempos de dificultad.
Santoral
Domingo 10
Domingo 9 Post-Pentecostés/ TONO 8
Prócoro, Nicanor, Timón, Parmenas: Ap70-Mrs/
Ícono Virgen Odigitria de Smolensk
(1Cor 3:9-17/Mt 14:22-34)
Semana 10 Post-Pentecostés/Tono 8
Lunes 11
Natividad de San Nicolás en Licia (270 d.C.)
(1Cor 15:12-19/Mt 21:18-22)
Martes 12
Silas y Silvano, Apóstoles de los 70 (Siglo I)
(1Cor 15:29-38/Mt 21:23-27)
Miércoles 13
Eudócimo de Capadocia (Siglo IX)/ Vigilia Procesion Cruz.
(1Cor 16:4-12/Mt 21:28-32)
Jueves 14
Procesión Vivificante Cruz
(1Cor 1:18-24/Jn 19:6-11,13-20,25-28,30-35)
(2Cor 1:1-7/Mt 21:43-46)
Viernes 15
Trasl. Reliq. Esteban-Protomártir/
Basilio: Loco Cristo
(Hch 6:8-7:5,47-60/Mt 21:33-42)
(2Cor 1:12-20/Mt 22:23-33)
Sábado 16
Monje San Isaac- Abad de Dalmacia, (Siglo IV)
(Rom 15:30-33/Mt 17:24-18:4)








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