Domingo 7 Post-Pentecostés/ TONO 6
- Arch.D_Estefan

- 26 jul
- 5 Min. de lectura

Domingo 14 de Julio del Calendario Juliano
EPÍSTOLA:
Rm 15:1-7
EVANGELIO:
Mt 9:27-35
COLOR LITÚRGICO:
Dorado
Contemplamos a estos dos ciegos con sus bastones por el camino. Van corriendo “a tropezones”. Quizás siguen apresuradamente a algún lazarillo que los lleva detrás de Jesús hasta que agotados lo alcanzan. Pero el Maestro parece no darse cuenta de su estado. Les pregunta: “Creéis que puedo curaros...” ¿No habrían demostrado ya su fe corriendo a ciegas, y aun clamando misericordia por el camino? Jesús quiere provocar en ellos una adhesión plena porque eran hombres iluminados por la fe. Para ellos, recuperar la vista física será consecuencia de esa otra visión, más necesaria y profunda: su fe. El verdadero milagro es invisible y está en el interior de cada hombre que cree.
La fe que estos hombres tenían en sus corazones no les ahorró ningún esfuerzo, ninguna dificultad a la hora de alcanzar a Jesús. Es verdad que gracias a la fe nuestra vida espiritual crece y se “ilumina”, sin embargo, ni siquiera en el ámbito espiritual tener fe significa automáticamente poseer un conocimiento cierto, o una seguridad completa. Porque la fe sólo es auténtica cuando se conquista paso a paso, entre caídas y temblores, entre oscuridades y gritos de auxilio. Le fe es una lucha, al estilo de san Pablo: “He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe” (2Tim 4, 7-8).
Jesús en la lectura evangélica de hoy cura a dos ciegos y luego a un mudo en un contexto de varias curaciones; la gente se maravilló por lo que estaba sucediendo, mientras los fariseos impíos atribuían las obras de Jesús a Satanás: «por el príncipe de los demonios expulsa los demonios». Es un pasaje que nos estimula a pensar sobre «el milagro». El milagro es el acontecimiento que supera la razón del hombre. Esta definición nos permite proponer tres fuentes posibles del milagro: Es obvio que los fariseos, endurecidos de corazón, se equivocaron en su juicio sobre las obras de Jesús; pero en realidad, sí que «el príncipe de los demonios» es capaz de hacer cosas extraordinarias. El libro del Apocalipsis nos lo advierte: «Seduce a los habitantes de la tierra con las señales que le ha sido concedido obrar al servicio de la Bestia» (Ap 13:14).
El mismo Señor señala que «surgirán falsos cristos y falsos profetas, que harán grandes señales y prodigios, capaces de engañar, si fuera posible, a los mismos elegidos» (Mt 24:24).
Esta advertencia no ha de atemorizar a los fieles, más 35 bien, de guardarlos en la vigilia respecto a todo lo que se les expone, por más grandioso que sea. La práctica de la magia, lectura de cartas o del café entre otras cosas que en su mayoría no son más que ilusión y engaño estúpidos, deja espacio para influencia y dependencia satánicas; por lo que la santa Iglesia condena rotundamente estas prácticas.
San Pablo considera a la hechicería como una de «las obras de la carne» (Gal 5:20). La magia, por más que logre adivinar con exactitud, su fin será la destrucción del hombre y su perdición lejos de Dios. La capacidad del mismo hombre es también una fuente verídica del milagro. Lo que ayer era imposible, ahora ya no: el hombre llega a la luna, la comunicación es instantánea, y la medicina ha evolucionado asombrosamente. Además, las capacidades metafísicas de la mente humana no han sido explotadas más que en un porcentaje mínimo, dice la ciencia. En realidad, si bien el cristianismo anima y, aún más, inspira la creatividad humana a favor del bien del mundo, reprocha el egoísmo que pudiera ensuciar estos intentos, y la soberbia, la puerta más ancha que da entrada a la acción diabólica en la creación de Dios (el relato de Adán).
El milagro que viene de Dios es paralelo a la fe. En la lectura evangélica de hoy, Jesús pregunta a los dos ciegos: «¿Creen que puedo hacer eso?» Las señales del Señor, lejos de cualquier espectacularidad, requieren de fe y conducen a ella. Cada principiante de nosotros, con una contemplación 36 sincera, puede concluir que el mundo está lleno de milagros de Dios: el orden del universo, las estrellas, la elegancia de la naturaleza, el nacimiento de un infante, la célula humana…; pero cada vez que se navegue más en el mar de la fe, el descubrimiento del milagro será más palpable y personal: la intervención benévola de Dios en la vida de «sus amigos» se vuelve un milagro constante, milagro que genera en el alma no nada más admiración sino también paz y devoción. No pidamos al Señor señales, sino su Presencia «venga tu Reino». La bondad de su Presencia nos hará descubrir la definición cristiana del milagro: «Todas las cosas obran en conjunto al bien de los que aman a Dios» (Rom 8:28) .
Señor, dame la gracia de mirar la vida con los ojos de la fe, para ver todo como venido de tu mano amorosa, tanto lo fácil como lo difícil. Dame una fe que transforme toda mi vida, sé que me amas y que mi misión es transmitir mi fe a los demás.
San Aquila, Apóstol Misionero y Siervo Fiel

Lecturas:
Rm 16:1–16
Mt 13:10–23, 43
Color:
Dorado
San Aquila, uno de los Setenta Apóstoles, brilla en las páginas del Nuevo Testamento como ejemplo de servicio, humildad y espíritu misionero, Junto a su esposa Priscila, acompañó al apóstol Pablo en la expansión del Evangelio, convirtiendo su hogar en templo vivo y punto de encuentro para los primeros cristianos (1 Corintios 16:19).
Originario del Ponto y artesano de oficio, Aquila no fue un predicador célebre, pero su vida entera fue una predicación silenciosa de fidelidad. La Escritura nos lo presenta en Corinto, Éfeso y Roma, siempre dispuesto a edificar la Iglesia, instruir con amor (como a Apolos en Hechos 18:26) y sostener a los apóstoles con generosidad y valentía (Romanos 16:3-4). Para nuestra comunidad ortodoxa, San Aquila enseña que la misión no es exclusiva de grandes oradores, sino ante todo, tener un corazón dispuesto a servir, Su colaboración con Priscila nos recuerda que el matrimonio también es un ministerio cuando se vive en comunión con Cristo, Su testimonio nos inspira a transformar nuestros hogares en espacios de oración, hospitalidad y enseñanza.
Hoy, más que nunca, necesitamos cristianos como Aquila: silenciosos pero firmes, discretos pero profundamente activos en el cuerpo de Cristo. Que nuestras comunidades, como las suyas, sean semilleros de fe viva, donde cada miembro, sin importar su rol, aporte con alegría al anuncio del Reino. Que por las oraciones de San Aquila, el Señor nos conceda un corazón misionero, atento a las necesidades del prójimo y firme en la verdad del Evangelio.
¡Santo Apóstol Aquila, ruega a Dios por nosotros!
Troparion (Tono 1)
«Como discípulo y compañero de Pablo, recibiste en tu alma la gracia de predicar. Brillaste en la noche del error y luchaste por la gloria del Señor. Ministro sagrado del Salvador, Aquila, todos te aclamamos.»
Kontakion (Tono 4)
«La Iglesia te ha adquirido, oh Aquila, que brillas como un gran sol. Con el esplendor de tu enseñanza iluminas a quienes te honran con fe, glorioso Apóstol del Señor.»
Santoral
Domingo 7 Post-Pentecostés/ TONO 6
Domingo 27
Aquila Apóstol de los 70/
Memoria Padres del VI Concilo Ecuménico
(Rm 15:1-7/Mt 9:27-35)
Semana 8 Post-Pentecostés/Tono 6
Lunes 28
Vladimir príncipe-Kiev =Apostoles (1005)
(Gal 1:11-19/Jn 10:1-9)
(1Cor 9:13-18/Mt 16:1-6)
Martes 29
Athenogenes Ob-Pidahfoy y sus diez discípulos,311
(1Cor 10:5-12/Mt 16:6-12)
Miércoles 30
Gran Mártir Marina (Margarita) de Antioquía(IV)
(1Cor 10:12-22/Mt 16:20-24)
Jueves 31
Mártir Emiliano de Dorostol (363)
(1Cor 10:28-11:7/Mt 16:24-28)
AGOSTO DE 2025
Viernes 1
Trasl. Reliq. Serafín- Sarov/Padres VI Concilio Ecum
(Gal 5:22-6:2/Lc 6:17-23)
(1Cor 11:8-22/Mt 17:10-18)
Sábado 2
Icono Virgen del Signo (Абалацкая)
Prof. Elías S.IX.a.C.
(Sgo 5:10-20/Lc 4:22-30)
(Rm 13:1-10/Mt 12:30-37)








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